viernes, 27 de junio de 2008

Arcos de la Frontera




Es muy probable que Arcos de la Frontera, en la provincia de Cádiz, sea uno de los pueblos más hermosos de España. Junto con la no muy lejana ciudad de Ronda constituye el ejemplo más acabado de urbanismo al más puro estilo andaluz. Arcos es un pueblo sorprendente, expresivo, encaramado en lo alto de una peña de perfiles imposibles rodeada por el histórico Río Guadalete. Las casas se desparraman prodigiosamente adaptándose al terreno, dominando una amplia y fértil llanura, divisándose desde allí las estribaciones de la cercana Sierra de Grazalema. Tanto la orografía como los condicionantes históricos conforman un ejemplo casi perfecto de urbanismo medieval. Recordemos que, en el caso español, y tanto para las ciudades cristianas como musulmanas, la irregularidad es una de las notas características del trazado de las calles. Esta circunstancia, que encuentra su paralelismo en los barrios de la Judería en Córdoba o del Albayzín en Granada, alcanza en Arcos nuevas posibilidades derivadas de la adaptación al terreno, deliberadamente elevado respecto a su entorno. Esta cuestión, así como la existencia del castillo en lo más alto del caserío, no es gratuita, sino que se debe igualmente al hecho de que fuera ésta una zona fronteriza, como bien nos indica su topónimo. En efecto, desde el siglo XIII, Arcos estuvo en territorio cristiano, muy cerca de los dominios musulmanes, a los que pertenecía ya la ciudad de Ronda.

A esta singular característica de tipo urbanístico e histórico debemos unir el hecho de que buena parte de las estrechas calles de esta localidad presenten arcos que unen las fachadas de ambos lados. Si a ello le sumamos el típico encalado de muchos pueblos andaluces, tenemos como resultado un pueblo modélico que, afortunadamente, es cuidado con mimo por sus habitantes, y que no es sino el punto de partida para la denominada ruta de los pueblos blancos, desde Arcos a Ronda, pasando por pueblos tan evocadores como Algodonales, Bornos, Grazalema, Olvera, Setenil, Ubrique o Zahara.

Arcos. Entre la realidad y el sueño.




3 comentarios:

Neo_Von dijo...

No he tenido el placer de estar en Ronda pere he estado en Grazalema. Me quedé fascinado por la forma en la que las casas de adaptaban al terreno. Parecía una simbiosis con la montaña. Lo malo es que de 4 días que estuve, 3.5 días estuvo lloviendo y tenía que bajar a comprar el pan en kayak. Pero gracias a eso pude ver los famosos caños de Grazalema. Eso sí, me gusta mas pueblucho. Un saludote!!

Marisa García dijo...

Tengo ganas de conocer Arcos, dicen que es precioso. Ya sabes que soy una enamorada de Cádiz. ¡Qué de arte hay en esa ciudad!

Un abrazo.

Gonzalo González dijo...

Claro, Neo_Von, es que en Grazalema suele llover bastante. Gracias por pasarte!

Marisa, a ver si nos escapamos a Arcos lo antes posible y de paso bajamos al también pueblo blanco de Vejer, con esa playa del Palmar.... desde luego, Cádiz es mucho, y no sólo la capital.

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