martes, 29 de marzo de 2011

Las Setas de la Encarnación


Su inauguración se ha visto deslucida por las prisas de última hora, por los intereses electoralistas de querer llegar a tiempo y porque parece que los medios de comunicación españoles no parecen prestar atención a Andalucía a no ser que sea por sucesos sensacionalistas o por la celebración de los más variados festejos. Es posible que si la construcción que hoy nos trae a este blog después de meses de inactividad hubiera tenido lugar en otro punto de la geografía española la repercusión mediática hubiera sido mucho mayor. Sólo diremos que el tiempo pondrá las cosas en su sitio. En medios internacionales comienzan a hacerse eco. Y es que hace un par de días, unas gigantescas setas crecieron en el mismo casco histórico de la ciudad de Sevilla.

El objetivo de esta fantástica estructura era revitalizar una zona del centro de la ciudad que se encontraba en franca decadencia. La idea era reurbanizar una plaza, la de la Encarnación, tras haber sido fatalmente mutilada al amparo del desarrollismo más feroz de los años 50 y 60 del pasado siglo, y cuyas huellas más devastadoras pueden apreciarse en las construcciones que jalonan la Calle Imagen. Desde esas fechas, el espacio que media entre la citada calle y la Iglesia de la Anunciación no supo ser remozado con un mínimo de dignidad por ninguna de las autoridades públicas pertinentes, ya fuera en época franquista como democrática. El destartalado mercado municipal y su cartel de "Instalación provisional, 1973" era vergonzante y una demostración tácita de la incapacidad y la falta de iniciativa de la clase política de esta ciudad.

Entrando ya el siglo XXI, siendo alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín, se convocó un concurso internacional para acometer por fin una verdadera remodelación de este espacio baldío, situado a escasos metros de centros neurálgicos como la Calle Sierpes o la Plaza de la Campana, conocidos por todos cuanto han estado en Sevilla alguna vez. El proyecto ganador se llamaba "Metropol Parasol", y lo firmaba un joven arquitecto alemán: Jürgen Mayer. Se trataba de una estructura orgánica y sinuosa de complicada ejecución. Una vez comenzadas las obras, las dificultades hicieron retrasar las obras en varias ocasiones, duplicándose el presupuesto que inicialmente estaba previsto.

Hace, como decimos, dos escasos días, las popularmente conocidas como Setas de la Encarnación se ofrecieron por fin a la ciudadanía. Enclavadas en un espacio angosto, descontextalizadas completeamente de su entorno urbanístico y junto a una iglesia jesuita de finales del siglo XVI, la extraña mole de madera emerge como una maravillosa alucinación. Inspirándose en las bóvedas de la Catedral de Sevilla y en los altos ficus de la cercana Plaza de San Pedro, la obra es absolutamente extrovertida, sorprendente y expresiva en todas sus formas y desde cualquier ángulo Habilita un espacio diáfano y reinventa todo un barrio. Sobre la estructura cabalga una pasarela con extraordinarias vistas al extenso caserío sevillano. En sus bajos se ubican las instalaciones del nuevo y remozado mercado. Y en el subsuelo se sitúan los restos arqueológicos de época romana y medieval hallados durante tantos y tantos años de excavaciones.

Metropol-Parasol es una obra atrevida, arriesgda e intrépida que supone la entrada de Sevilla en el siglo XXI y en la arquitectura de vanguardia. Ha generado, durante su largo período de gestación, innumerables críticas y bastante polémica entre los habitantes de una ciudad demasiado ensimismada en sí misma. Estamos seguros de que en no mucho tiempo los sevillanos sabrán entender los valores de esta alucinógena mole que desafía a la Historia respetándola al mismo tiempo.

Renovarse o morir...

¿Qué habría sido de París si no hubieran dejado a un loco levantar un armazón de hierro de más de 300 metros de altura?

(Imagen superior tomada del foro "Sevilla 21")




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