Como sabemos, el mudéjar es la más genuina aportación española al arte medieval, en la medida en que nos encontramos ante una manifestación artística que sólo se dio en la Península Ibérica, aspecto éste derivado de las particulares condiciones políticas y sociales que se dieron en nuestra Baja Edad Media, con un poder cristiano progresivamente creciente en detrimento de un cada vez más reducido territorio musulmán, a causa del avance reconquistador.
Así, uno de los territorios que más porcentaje de población mudéjar tuvo fue Aragón. Ello explica la gran cantidad de edificios conservados en dicha región, fieles exponentes de la estética islámica en el arte cristiano, que en este caso entra de lleno en la Edad Moderna, como muestran los edificios construidos ya en el siglo XVI. La fantástica conjunción de elementos cristianos e islámicos en una misma obra ponen de manifiesto la interculturalidad que se dio en aquellos siglos de convivencia, más complejos de lo que se ha querido a veces mostrar. En cualquier caso, los ejemplares aragoneses son una buena muestra de lo que decimos. Su estado de conservación, su interés como manifiesto material de una época y de unas circunstancias históricas bastante singulares, han hecho que este interesante y amplio conjunto haya sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001, ampliando así la anterior declaración de 1986, que tan sólo incluía a las iglesias de la ciudad de Teruel.
El mudéjar aragonés se define por la maestría con la que sus alarifes utilizaron el ladrillo como material constructivo fundamental, dotándolo de plasticidad, al dibujar los típicos entrelazos y dibujos geométricos heredados del arte islámico. La profusa decoración de los edificios, especialmente visible en las portadas y muy especialmente en los altos campanarios que jalonan el territorio aragonés, se completa en muchos casos con la utilización de la azulejería, alacanzando a veces grandes logros compositivos, especialmente llamativos y coloridos. Otro aspecto a tener en cuenta es el referido a las techumbres mudéjares en todas sus variantes, siendo el caso de la Catedral de Teruel el más destacable.
A continuación, os propongo una visita panorámica por el mudéjar aragonés. Como decimos, la Catedral de Teruel es uno de los edificios más singulares. En esta web podéis apreciar detalles sobre su fantástica techumbre.
En Teruel son también interesantes los ejemplares de San Martín y San Pedro.
En Zaragoza, los edificios más destacados son La Seo y las iglesias de San Pablo y la Magdalena. En dicha provincia, una de las localidades que más nos interesan es Calatayud, donde destaca la Colegiata de Santa María.
En el ámbito rural aragonés se conservan igualmente edificios mudéjares notables de calidad indiscutible. Valgan como ejemplo las siguientes: Montalbán, Tobed, Morata de Jiloca, Aniñón, Áteca o Tarazona. Los ejemplos son interminables.
Podéis completar toda esta información, y ampliar lo que queráis, en la fantástica web que el Gobierno de Aragón ha habilitado sobre el Mudéjar. Pusa AQUÍ.
3 comentarios:
Si de algo sabes tú es de Mudéjar, era tu especialidad creo recordar, ¿no? Cada día me gusta más tu blog, dentro de unos meses estará casi tan completo como el libro este de Palomino (creo que se llamaba así XD). En fin un abrazo Gonzalo.
Javi.
Javi, que no era Palomino, sino Palomero, jaja.
Muy contento de que te está gustando mi blog. Y sí, el Mudéjar "es lo mío".
Un abrazo!
Enhorabuena por el blog. Como experto en arte mudéjar que eres a lo mejor te interesa este tema, si es que no lo conoces ya: hay quienes piensan (básicamente un grupo de arquitectos aragoneses) que no todo lo mudéjar es mudéjar, que los cristianos reaprovecharon construcciones islámicas, sobretodo alminares. A este arte lo han llamado zagrí. Cuentan con la oposición de la Universidad de Zaragoza y de su máxima autoridad en arte musulmán D. Gonzalo Borrás. Si te interesa el tema te recomiendo la web del arquitecto Javier Peña, http://zagralandalus.blogspot.com/
Joaquín
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