martes, 29 de abril de 2008

El aduanero




Aunque durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX se sucedieron en Europa, y especialmente en París, numerosos movimientos artísticos de vanguardia sin solución de continuidad, hubo autores que, lejos de seguir las directrices del arte de su tiempo, optaron por caminos más personales, alejándose de ese modo de las tendencias más innovadoras.

Quizás sea el caso de Henri Rousseau (1844-1910) uno de los más singulares del arte contemporáneo. Estamos hablando de un pintor autodidacta, nacido en el seno de una familia humilde, que antes de dedicarse plenamente a la pintura trabajaba como funcionario de aduanas en una oficina de recaudación de París. Llegó a la pintura de forma casual, ya que comenzó a pintar por puro entretenimiento, cuando su trabajo le dejaba algún hueco libre. Sólo empezó a dedicarse a la pintura de forma seria a partir de los 49 años. Autor sin prejuicios, no disimuló en sus obras sus escasos conocimientos sobre composición o perspectiva, sino que pintó de forma espontánea todo aquello que le llamaba la atención. En sus obras apreciamos un mundo a medio camino entre el sueño y la realidad. Y aunque la técnica sea, como decimos, su punto débil, fue precisamente por ello, por su modo infantil de representar la naturaleza y la figura humana, por lo que se hizo un hueco en el París de su tiempo, obteniendo el reconocimiento y la admiración de algunos de sus contemporáneos, como el mismo Picasso, que declaró públicamente su pasión por la pintura del que popularmente fue conocido como "el aduanero".

En su producción destacan sobre todos las visiones de desiertos, bosques y selvas tratados con gran minuciosidad. Entre árboles y ramas suelen aparecer figuras humanas y animales, que rara vez guardan una correcta proporción con el entorno, dando como resultado unas imágenes llenas de fantasía y originalidad. Rousseau suele ponerse como ejemplo para hablar de la pintura naïf, que es aquella en la que la falta de conocimientos técnicos hacen estilo y crean un universo propio, ingenuo e infantil.

En la imagen, una de sus obras más reconocibles: "La gitana dormida"



1 comentario:

mangeles dijo...

Interesante "El aduanero"...buscaré más pinturas de él...
Es como tener clases particulares jeje.

Mi tigre también se llama MARC...

Un beso

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