martes, 30 de septiembre de 2008

Comentamos una obra pictórica: La raya verde



Terminamos este recorrido previo a los grandes momentos del Arte viendo cómo se comenta una obra pictórica. Recordemos que la pintura es una disciplina artística enormemente amplia y variada, por lo que en función de la época en la que nos encontremos, o el estilo o movimiento que estemos analizando, tendremos que centrarnos en unos aspectos más que en otros. Aún así, esta pintura, de forma general, la podríamos comentar así:

Vamos a analizar una obra pictórica cuya técnica empleada es el óleo sobre lienzo. En la imagen podemos ver representado un retrato femenino en el que la atención parece estar centrada en la expresión del personaje, dado que prescinde de un fondo concreto y, por tanto, de la contextualización del mismo en un espacio determinado. Al observar la obra, parece bastante evidente que su autor no ha tenido especial interés en la representación del espacio, y por tanto carece de cualquier ilusión de perspectiva. Al contrario, apreciamos un fondo compartimentado en tres manchas de color sobre el que se recorta la figua principal del cuadro, que no hace sino resaltar el carácter plano de la composición. Hay que anotar que la obra ha sido concebida, fundamentalmente, en función al color, de forma que, a pesar de que observemos algunos trazos negros de considerable grosor, son las manchas de color las que verdaderamente organizan todos los elementos. En este sentido, habría que incidir en la enorme importancia que este elemento, el color, tiene en la pintura que nos ocupa. Ello lo podemos observar en la forma en que éstos han sido tratados, dado que huyen completamente de cualquier referencia real para, por el contrario, servir a un tratamiento arbitrario del mismo, como demuestra la raya verde que da nombre al cuadro, y que secciona la cara desde el pelo hasta la barbilla. Tanta importancia alcanza el color que la luz pasa a un segundo plano, de forma que ésta proviene de la viveza de las tonalidades que el pintor ha empleado. Todo ello ayuda a crear un efecto llamativo en el espectador, atraido no sólo por el singular tratamiento del color, sino también por el segmento verde que estructura la composición en dos partes casi siméticas.

Debemos situar esta conocida pintura en los primeros años del siglo XX, cuando empiezan a configurarse las llamadas vanguardias artísticas, también conocidas como "Ismos". Es el caso del Fauvismo, movimiento surgido en Francia hacia 1905. En un París cultural y artísticamente muy activo desde mediados del siglo XIX, una serie de artistas pretendían abrir nuevas perspectivas y planteamientos. En ese año de 1905, un grupo de pintores expuso una serie de obras que, con el tratamiento del color antes comentado, causó un gran revuelo entre la crítica de arte más conservadora. Es por ello que desde aquel momento se les llamó fieras (fauves), adejetivo del que derivó la denominación que aún hoy le damos. Entre aquellos pintores se encontraba Henri Matisse, autor de la obra que estamos analizando, La raya verde, pintada en ese mismo año. Junto a otros artitas como Vlaminck y Derain, inauguró un movimiento que, si bien no fue demasiado duradero en el tiempo, sí abrió paso a nuevas formas de experimentación, más interesadas en la forma que en el contenido. Entre sus influencias cabe anotar, no obstante, los avances que en cuanto a tratamiento del color realizó Paul Gauguin, uno de los máximos representantes del Postimpresionismo, así como las estampas japonesas que empezaron a ser conocidas en Europa en el último tercio del siglo XIX, influencia ésta especialmente patente en la obra que hemos analizado.

5 comentarios:

clariana dijo...

El color utilizado para transmitir sentimientos, como en otras pinturas, como en otros estilos, pero aquí particularmente jugando con el color. La raya verde me da la sensación que separa dos sentimientos contrapuestos del mismo personaje, como lo son los colores complementarios que armonizan el cuadro. Es genial que el pintor dé con la manera de expresar utilizando aquello que mejor le va, sin estar sujeto a cánones, a academicismo. Saludos. Mª Ángeles.

Pilar Álamo dijo...

¿te importaría que les recomendara a mis alumnos que se pasaran por tu espacio para ampliar conocimientos y poder hacer después comentarios más completos?.
Realmente son buenos.
Espero tu respuesta

mangeles dijo...

Pues a mí no me parece una mujer...bueno..el lado rosado, el derecho si es cara de chica....incluso tiene el pelo más abultado en ese lado...pero en el lado blanco/amarillo de la cara, parece la cara de un chico, y el pelo de un chico...

¡¡¡No sé¡¡¡ Es un cuadro raro.
Besos profe.

Gonzalo González dijo...

Muy interesante tu comentario, jardi. Te doy toda la razón.

Mangeles, me has recordado a algo que se dijo el otro día en clase, jejeje.

Y Morisot, como ya te he dicho en tu blog, para mí no hay problema en que se lo recomiendes a tus alumnos. Al contrario!

Saludos!

Anónimo dijo...

¿qué se dijo en la clase? no me dejes con la duda gonzalo jeje...besos mangeles

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