domingo, 5 de octubre de 2008

El Indalo




Aunque al hablarse de pinturas rupestres son de sobra conocidos los restos conservados de la zona francocantábrica, especialmente los hallados en Altamira y Lascaux, lo cierto y verdad es que, con el paso de los años, han alcanzado también gran popularidad las llamadas pinturas levantinas, especialmente desde que en 1998 fueran declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad bajo la denominación de "Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica". Se trata de un conjunto de restos arqueológicos encontrados entre el sureste y el noreste peninsular. Nos encontramos ante interesantes conjuntos pictóricos realizados en los abrigos rocosos de la citada zona, y que en su mayor parte fueron realizadas durante el Mesolítico. Son, por tanto, posteriores a las pinturas francocantábricas, que datan del Palelítico Superior. Entre unas y otras se observan notables diferencias. Así, mientras que los restos cantábricos apuestan por una representación naturalista, las pinturas levantinas encuentran en la esquematización y geometrización de las formas su modo de expresión más eficaz. Además, esa tendencia al trazo sintético posibilita un dinamismo hasta entonces nunca visto, y favorece escenas en las que los animales intercatúan entre ellos, así como con la figura humana, estableciendo interesantes composiciones de tipo cinegético y bélico.

Estamos hablando por tanto de unas pinturas que, pese haber sido concebidas en los tiempos remotos de la Prehistoria, resultan hoy de gran modernidad, por el tratamiento tan certero y depurado de la forma. Los ejemplos son, como sabemos, muy numerosos. Son muy conocidos los restos del abrigo de Valltorta, en la provincia de Castellón, o los de Cogull, en Lérida. Sin embargo, hoy queremos llamar la atención sobre un caso más cercano geográficamente, y cuya popularidad ha traspasado incluso fronteras. Nos estamos refiriendo a la Cueva de los Letreros, en las sierras del norte de la provincia de Almería. Sus restos, que pueden datarse hacia el 5.000 a.C., son fácilmente relacionables con los del grupo anterior, presentando todas sus características en cuanto a concepción formal y temática. Entre todos sus restos, merece nuestra atención la famosa figura del Indalo, que podéis ver en imagen, y que con el paso de los años ha pasado a convertirse en símbolo de esta tierra árida y rebosante de luz. Desde un punto de vista formal, el personaje repite los mismos esquemas antes comentados, en tanto en cuanto el esquematismo es su señal más inequívoca de identidad. Así, su artífice ha conseguido dotar de expresión a la figura sin apenas recursos plásticos, lo cual es sumamente interesante.

Esta especie de arquero, que según algunos representa a un hombre sosteniendo un arcoiris, se ha convertido, como decimos, en un elemento carismático, y desde hace bastante tiempo llamó la atención de todos los estudiosos. Baste recordar el llamado Movimiento Indaliano que surgió en Almería a mediados del siglo XX de la mno de Jesús de Perceval. Desde entonces, su popularidad ha ido en aumento, y se ha reproducido y comercializado hasta la saciedad, desde las esferas públicas en esculturas o mascotas de espectáculos deportivos a la explotación privada a través de hoteles, souvenirs o pegatinas para el coche.

Sea como fuere, el hecho de que esta imagen sea hoy tan conocida es un ejemplo más que evidente de la capacidad que tiene el Arte para ser reinventado por los espectadores de las distintas épocas, y un motivo más para pensar, otra vez, que el Arte está, cómo no, más vivo que nunca.

5 comentarios:

Pilar Álamo dijo...

He paseado por tu blog y he vuelto a leer detenidamente el comentario de "retratos melancólicos" de Modigliani, realmente estamos de acuerdo en que era un artista completo y atormentado y eso quedó reflejado en su obra ¿verdad?
Respecto al comentario que haces del Indalo, me ha gustado sobre todo por la claridad con que muestras el arte rupestre(muy bien documentado)pero también por el carácter de actualidad que le das. ¡me ha encantado!
Un saludo, Pilar

clariana dijo...

A mi precisamente me admira que con tan pocos medios plásticos a su alcance dibujaran y se expresaran como lo hacían, y supongo por lo que he visto que aprovechaban las texturas y abultamientos de la roca, para dar volumen.
Es curioso lo del símbolo de la pintura del Indalo, pero cuando el arte se comercializa, está un poco fuera de lugar ¿no crees?

mangeles dijo...

Y digo yo....no puede significar lo que parece...alguien saltando a la comba (con una liana...con algo ...) dar patadas y saltar es algo ....como innato en los seres vivos...

Besos profe

(no sabía que ese símbolo se llamase Indalo y que fuera una pintura ruprestre...estoy alucinada de todo lo que estoy aprendiendo. gracias)

Gonzalo González dijo...

Muchas gracias,Morisot y Mangeles. Celebro que os haya gustado.

Jardí, la verdad es que, a veces, la excesiva comercialización del Arte puede llegar a banalizarlo. Pero por otra parte lo populariza. A veces es complicado llegar a un equilibrio para, digamos, "democratizar" el Arte.

Saludos!

JUANAN URKIJO dijo...

Qué bien que me alumbras. Lo relacionaba con Almería (en donde se ve por todas partes), pero no sabía qué era o representaba... hasta ahora.

Un abrazo, Gonzalo. Tiempo ha.

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