domingo, 26 de abril de 2009

Bomarzo



Bomarzo es sinónimo de Manierismo.

A finales del primer tercio del siglo XVI, las fórmulas renacentistas parecían agotarse en una Italia en constante revolución artística y cultural. Grandes genios del Alto Renacimiento, como Rafael y especialmente Miguel Ángel, empezaban a traicionar los preceptos clásicos y alteraban libremente los esquemas compositivos heredados de la Antigüedad para, a partir de ellos, crear algo absolutamente nuevo. Estos artistas abrieron paso a lo que ya por aquel entonces fue conocido como Manierismo, y que supone un tránsito entre el Renacimiento y el Barroco. Aún pendiente el debate de si considerar al Manierismo un estilo artístico, éste viene a poner de manifiesto un amaneramiento de las formas clásicas. El Manierismo, así, es alargamiento, es artificio, es desequilibrio. En cierto modo, el Manierismo es lo Anticlásico. Si el Renacimiento es lo apolíneo, lo sosegado, el Manierismo es lo dionisíaco, lo pasional. Un buen aperitivo para el que será el estilo de los sentidos: El Barroco.

En la nómina de los artistas considerados manieristas, nos encontramos a interesantes personalidades. Basta sólo recordar a Bronzino o Pontormo, o al mismo Greco.

Pero nada mejor para comprender el fenómeno manierista que acercarse al Parque de Bomarzo, en Italia. El popularmente llamado jardín de los monstuos estuvo bastante descuidado no hace tanto tiempo, pero desde hace unos años se ha vuelto a revalorizar, lo cual no significa que sea masivamente visitado, ni que esté en la clásic ruta turística de la Italia del Renacimiento. Se trata de un conjunto monumental situado en un sombrío bosque ubicado en la zona central de la Península Itálica. Realizado a mediados del siglo XVI por Pirro Ligurio, se compone de un interesantísimo grupo de esculturas que sorprenden al visitante entre los senderos abiertos en un viaje iniciático en el que lo misterioso y lo atemporal se dan la mano de manera verdaderamente sorprendente. Estos monstruos manieristas, realizados en piedra granítica, son a veces de un tamaño considerable, y su visionado resulta impactante, como también lo son las construcciones anticlásicas que salpican este alucinante escenario, y entre las que merece la pena destacar la casa inclinada que encabeza esta entrada, y que es un ejemplo esclarecedor del desequilibrio típicamente manierista.

Un rincón por visitar... mejor en una mañana lluviosa...



3 comentarios:

clariana dijo...

Son de una gran belleza estos jardines y estatuas de piedra que hay en "Bomarzo" y la casita inclinada me ha llamado la atención. Cómo cambian los estilos en el arte, parece un poco como las generaciones de las personas, buscan lo distinto a lo anterior y muchas veces todo lo contrario a lo que era antes. Gracias por este post tan artístico e instructivo. Saludos.

mangeles dijo...

Ya no se me va a olvidar nunca que es el Manierismo...Me ha encantado...y me he imaginado esos jardines y esas estatuas bajo una lluvia plomiza de invierno jejjeje...uinsss...que mieditis...jejej...

Besos..precioso e interesantísimo post Gonzalo

Gonzalo González dijo...

Jeje, la verdad es que cuando me levanté ayer domingo hacía una mañana lluviosa y pelín melancólica, así que Bomarzo iba que ni pintado para la ocasión!

Gracias Clariana y Mangeles por vuestros comentarios.

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