Aunque a la cabeza del grupo de los Impresionistas siempre situamos a Claude Monet, Auguste Renoir, Edgar Degas, Alfred Sisley o Edouard Manet, no debemos olvidar nunca que hubo muchos más pintores y pintoras en torno a ellos que, si bien no han gozado de la misma popularidad, sí realizaron grandes logros en el campo de la pintura impresionista y esa difícil y hasta entonces insólita tarea de captar las sensaciones en el momento adecuado. Artífices de la luz, tales como Armand Guillaumin, Frèderic Bazille, Camille Pisarro, Berthe Morisot o Mary Cassat, entre otros muchos, que abrieron la puerta de la vanguardia artística y superaron en muy pocos años varios siglos de convencionalismos pictóricos.
Hoy vamos a centrarnos en la figura de Gustave Caillebotte (1848-1894), y especialmente en su obra más conocida, Los acuchilladores de parqué. Al observar esta obra, bien podríamos pensar que es realista más que impresionista. Y en el fondo no nos faltaría razón. Evidentemente, las fronteras entre un estilo artístico y otro son mucho más permeables de lo que mucha gente piensa. Y en este caso concreto, hay que tener en cuenta que muy poco antes de que Claude Monet pintara su fabulosa Impresión, sol naciente, artistas como Jean François Millet u Honoré Daumier estaban dedicando sus obras a los obreros y campesinos. Incluso podríamos considerar a Edouard Manet como un pintor a medio camino entre Realismo e Impresionismo.
En el caso de Caillebotte, sucede algo parecido. Pertenecía a la clase burguesa y no sólo se dedicó a integrar el grupo de los Impresionistas desde un punto de vista estrictamente artístico, sino que también lo apoyó económicamente, sirviéndole de mecenas. Buena parte de su producción ahonda en los paisjes parisinos en los que lo que interesa es, más que el propio paisaje en sí, los habitantes que en él se desenvuelven. Son ciudadanos burgueses en su mayor parte, que recorren una ciudad melancólica en la que abundan las tonalidades ocres y las perspectivas novedosas, fotográficas, que son toda una seña de identidad de su autor.
En esta famoso lienzo que os mostramos, nos plantea una perspectiva bastante inusual en la pintura, y en donde se observa la influencia de la fotografía, que por aquel entonces comenzaba su exitosa andadura. De formato rectangular, casi la totalidad del cuadro aparece ocupada por el suelo de parqué sobre el que los acuchilladores trabajan. La gama cromática es escueta y se reduce a marrones y ocres. Sólo la luz que entra a través del balcón, y que actúa como punto de fuga, supone una salida a la situación un tanto desvalida de los protagonistas. Y a pesar de todo, hay poesía. He aquí la grandeza de una obra de arte. La capacidad de formular preguntas al espectador.
La obra de Gustave Caillebotte, a pesar de no ser demasiado extensa, resulta muy interesante cuando se acerca a la sociedad parisina de la época, y se diluye y pierde originalidad, sin embargo, cuando pone en marcha los mecanismos técnicos y los temas propios de los impresionistas. Por eso, preferimos quedarnos con su faceta de retratista de la ciudad. Porque en ellos es capaz de acaelerar la imaginación de quien los observa. Por su valor histórico y narrativo.
Veamos su obra de la mano del siempre emocionante Erik Satie:
Hoy vamos a centrarnos en la figura de Gustave Caillebotte (1848-1894), y especialmente en su obra más conocida, Los acuchilladores de parqué. Al observar esta obra, bien podríamos pensar que es realista más que impresionista. Y en el fondo no nos faltaría razón. Evidentemente, las fronteras entre un estilo artístico y otro son mucho más permeables de lo que mucha gente piensa. Y en este caso concreto, hay que tener en cuenta que muy poco antes de que Claude Monet pintara su fabulosa Impresión, sol naciente, artistas como Jean François Millet u Honoré Daumier estaban dedicando sus obras a los obreros y campesinos. Incluso podríamos considerar a Edouard Manet como un pintor a medio camino entre Realismo e Impresionismo.
En el caso de Caillebotte, sucede algo parecido. Pertenecía a la clase burguesa y no sólo se dedicó a integrar el grupo de los Impresionistas desde un punto de vista estrictamente artístico, sino que también lo apoyó económicamente, sirviéndole de mecenas. Buena parte de su producción ahonda en los paisjes parisinos en los que lo que interesa es, más que el propio paisaje en sí, los habitantes que en él se desenvuelven. Son ciudadanos burgueses en su mayor parte, que recorren una ciudad melancólica en la que abundan las tonalidades ocres y las perspectivas novedosas, fotográficas, que son toda una seña de identidad de su autor.
En esta famoso lienzo que os mostramos, nos plantea una perspectiva bastante inusual en la pintura, y en donde se observa la influencia de la fotografía, que por aquel entonces comenzaba su exitosa andadura. De formato rectangular, casi la totalidad del cuadro aparece ocupada por el suelo de parqué sobre el que los acuchilladores trabajan. La gama cromática es escueta y se reduce a marrones y ocres. Sólo la luz que entra a través del balcón, y que actúa como punto de fuga, supone una salida a la situación un tanto desvalida de los protagonistas. Y a pesar de todo, hay poesía. He aquí la grandeza de una obra de arte. La capacidad de formular preguntas al espectador.
La obra de Gustave Caillebotte, a pesar de no ser demasiado extensa, resulta muy interesante cuando se acerca a la sociedad parisina de la época, y se diluye y pierde originalidad, sin embargo, cuando pone en marcha los mecanismos técnicos y los temas propios de los impresionistas. Por eso, preferimos quedarnos con su faceta de retratista de la ciudad. Porque en ellos es capaz de acaelerar la imaginación de quien los observa. Por su valor histórico y narrativo.
Veamos su obra de la mano del siempre emocionante Erik Satie:
5 comentarios:
Me encanta..ahora no puedo dedicarle mucho tiempo al post, pero vengo luego...
Besos, y buen finde Gonzalo
Hace del detalle más pequeño un mundo, consigue transportarte a un ambiente de tranquilidad y de paz, que te despierta la melancolía de querer por un momento estar en alguno de sus cuadros.
Conocía a este pintor por una pintura de la ciudad con una pareja de burgueses con paraguas que se cruzan con un hombre al que se le anteponen a su paso. Este cuadro lo puso Morisot.
Me parece muy interesante que pongas a pintores tan extraordinarios como éste y sin embargo, no tan nombrados. Saludos afectuosos.
Clariana, a mí me pasa lo mismo que ati. Conmigo consigue tasmbién esa sensación de querer, por un momento, habitar en alguno de sus cuadros, especialmente los de París. Es un gran narrador del pincel.
Saludos, también a Mangeles
Me ha encantado tu comentario sobre este pintor tan ecléctico que a veces juega a ser Manet y otras veces Monet.
sus pinturas son de "cine" hay en ellas más luz que en la luz de la propia "realidad". Très beau! Saviez vous qu´il y a comme une fausse image ou reproduction ou réinterprétation de son oeuvre "Rue de Paris en temps de pluie", qui ressemble James Joyce et son épouse Nora Barnacle. Puede decirme si sabe quién hizo esto? Gracias. Bello blog, normal que le gusten los impresionistas, viniendo de la preciosa claridad de la luz de Cádiz!!! Paris aussi a sa propre lumière sans lumière! Venez me visiter su r monb blog
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