Tradicionalmente, hoy se celebra el día de los difuntos. Y son muchas las personas las que van al cementerio para visitar la tumba de sus familiares fallecidos. Esta costumbre, especialmente conservada en los pueblos de España, se acompaña por el cuidado y engalanamiento de las lápidas, nichos y tumbas con flores diversas. Una visita al cementerio puede sin embargo admitir otra lectura menos religiosa, y adoptar un sentido artístico, histórico y cultural. De hecho, hay algunos cementerios que podríamos denominar turísticos, como es el Cementerio Judío de Praga.
Sin embargo, no es necesario que tengamos que viajar para descubrir secretos dentro de un cementerio, pues una visita atenta y curiosa puede depararnos una radiografía social del pasado de nuestro pueblo, villa o ciudad. Si además se trata de un lugar importante, o que pudo tener gran importancia hace unos siglos, el interés es mayor, pues al hecho de que podamos encontrarnos personalidades célebres, se une la circunstancia de que, en ciertos casos, nos sorprendan tumbas y monumentos funerarios de notable calidad artística, muchas veces dedicados a personajes famosos. A este respecto, también puede darse el caso contrario, esto es, esculturas funerarias de escasa calidad artística dentro de la más pura tradición kitsch. Hay casos bien conocidos de estos últimos, que evitaremos citar para no herir sensibilidades.
Pero centrándonos en las obras de más prestigio dentro de la escultura funeraria contemporánea, vamos a detenernos en el Cementerio de Sevilla, presidido por la imponente figura del Cristo de las Mieles, obra en bronce realizada por el escultor Antonio Susillo a finales del siglo XIX. Muy probablemente, la obra más emblemática del camposanto sevillano sea la del Mausoleo de Joselito el Gallo, que el espectador podrá encontrar a pocos metros de la puerta de entrada. La muerte de este torero en 1920 en plena corrida causó una gran conmoción en Sevilla. La familia era consciente de esto, y por ello encargó un monumento funerario dedicado a su memoria, contando para ello con uno de los escultores españoles más prestigiosos del momento, como era Mariano Benlliure. Influenciado por la tradición clásica de Miguel Ángel, este artista valenciano no se caracterizó por romper las normas de la tradición escultórica como sí lo hicieron otros como Pablo Gargallo o Julio González , también españoles, en fechas similares. Al contrario, Benlliure apostó por un realismo que, en este caso que nos ocupa, parece beber de Auguste Rodin, y más concretamente de Los Burgueses de Calais, fechada hacia 1888. La obra que Benlliure realizó para Sevilla quedó concluida en 1922, y posteriormente fue instalada en el Cementerio, donde actualmente continúa. Realizado en bronce, se trata de un grupo abigarrado que conforma una composición centrípeta en la que todo gira hacia la figura del torero, que es transportado en su féretro por un conjunto de ciudadanos en el que se advierten algunos de los tipos costumbristas de la Sevilla de principios de siglo. Todos ellos muestran actitudes de dolor y de respeto y parecen avanzar hacia el cementerio en una estampa escalofriante por su realismo y por su concepción escenográfica y absolutamente teatral. Una de las notas más destacables es el hecho de que es precisamente la figura de Joselito la única que no está realizada en bronce, sino en mármol blanco, un material que, paradójicamente, da un carácter más vitalista que el bronce, que aquí se aplica a los vivos, invrtiendo los términos de manera magistral, y subrayando, de paso, la imagen del personaje principal de la escena.
Bien vale una visita al cementerio para admirar obras como la de hoy...
6 comentarios:
Interesante post. Hay cementerios muy bellos.
De todas formas, lo que me ha llamado mucho la atención es la obra de Los Burgueses de Calais...que en Madrid, se expuso de otra forma....y no sabía que podian juntar las figuras....incluso creo que falta alguna figura...¡¡Voy a buscar más información por Goglee¡¡¡
Besos..
Realmente es un Arte interesante y sorprendente el que existe en algunos cementerios. A veces, queda como un poco apagado por el dolor con que se va a ellos cuando se muere algun familiar o conocido. En Barcelona, también existen esculturas bellísimas de artistas de aquí, por lo que me parece muy interesante tu post.
Sí tengo que decir, aunque quizás no viene al caso, que no me gusta para nada esa fiesta de las corridas, por lo que no admiro ni mucho menos a ningún torero. Saludos afectuosos.
Estupendo post, Gonzalo. Que manera tan ... espectacular de unir arte y muerte. Saludos.
Buen post. Muchos cementerios destacan por su belleza. En muchas partes del mundo son lugares turísticos que hay que visitar sí o sí. Me parece adecuado lo del arte, innovación.
Gracias, mangeles, por dejar tu comentario.
Clariana, yo tampoco soy partidario de las corridas de toros. Eso no quita que haya habido artistas que hayan reflejado magistralmente la fiesta. Goya es un ejemplo conocido.
Gracias también a Antonio Martínez y Cementerio por comentar en el blog!
Hemos encontrado muy interesante tu entrada;no olvidamos que el Moisés es parte de la tumba de Julio II,y en todas las Catedrales hay tumbas.Nos alegraría conocer tu opinión sobre http://imatgesdesilenci.blogspot.com/2009/06/cementiri-darenys-de-mar-maresme-i.html,pues desde nuestro espacio intentamos compartir lo que hemos encontrado interesante del Arte Funerario que visitamos.Hasta pronto
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