El gran Pablo Picasso (1881-1973), probablemente el genio artístico más importante del siglo XX, ha pasado a la historia principalmente por el cubismo y por todas las innovaciones técnicas que llevó a cabo a lo largo de toda su trayectoria artística. Trabajador infatigable, no dejó de experimentar. Pero, ¿se hubiera estudiado su figura en los libros de Arte si hubiera profundizado tan sólo en sus etapas pre-cubistas? La pregunta plantea otras tantas cuestiones. Está claro que gran parte de la valoración que tiene este malagueño universal se debe a sus conquistas, a sus lenguaje nuevo, a su constante evolución. Desde este punto de vista, su figura hoy día no estaría tan reconocida. Pero también es cierto que ha habido otros pintores de su tiempo que, con pocas variaciones estilísticas y menos innovaciones, también ocupan un puesto importante. En este sentido, no debemos nunca minusvalorar las llamadas épocas azul y rosa de Picasso. No ya sólo porque constituyan un prólogo a su desarrollo artístico posterior, sino porque, en sí mismas, constituyen momentos creativos de gran interés.
De Málaga a Barcelona, de Barcelona a París, Picasso se encontraba realizando pinturas de tendencia expresionista a principios del siglo XX, siendo aún muy joven. Poco después de instalarse en París, su amigo Carlos Casagemas, con el que había descubierto la vida bohemia de la gran capital francesa, decidió quitarse la vida. Este hecho generó en Picasso un sentimiento de tristeza que le hizo oscurecer su paleta cromática, en la que durante unos tres años abundaron toda la gama de grises y azules que dan nombre a esta etapa. Sin embargo, no es la única característica de este período, ya que también son habituales las figuras hieráticas, solemnes y volumétricas, silenciosas y humildes. Una de las obras que mejor resumen esta época picassiana es La vida (1903). Con una gama cromática austera y expresiva a un mismo tiempo, y en un espacio indeterminado, se sitúan cuatro grupos de figuras que parecen querer mostrarnos cuatro formas distintas de enfrentarse el hombre a la vida. Así, abajo y en el centro podemos apreciar, casi en penumbras, la figura del solitario, o del hombre sin amor. A ambos lados, la pareja de enamorados que se abraza y el amor maternal de la madre y el hijo. Por último, el amor maternal a través de la pareja desnuda, representado al fondo de la escena. Como vemos, una hermosa pintura cargada de simbolismo, muy pensada de principio a fin, en la que un joven Picasso nos iguala en un mismo plano el amor y la vida, entendiendo por tanto que ésta no se entiende de otra forma.
4 comentarios:
Recuerdo la historia de este cuadro: el representado, Carles Casagemas, amigo íntimo de Picasso en su primera etapa de París, junto con una señorita de compañía. Dicha señorita acabó enamorada de Picasso, y entonces su amigo Casagemas se suicidó disparándosen un tiro en la garganta mientras su amigo y la señorita coqueteaban en un conocido café del centro parisino.
Cuando un marchante francés, aunque de origen español, Pere Manyac, fue al estudio de Pablo, quedó prendado de este lienzo.
Le preguntó: ¿qué representa? A lo que Pablo contestó: "cosas que pasan en la vida". Manyac apostilló la situación diciéndole al pintor: "Entonces ya tiene título: la Vida".
Soy un gran amante de los lienzos de Picasso, desde siempre me ha interesado muchísimo este pintor. Pero este lienzo tiene cosas que ninguna otra obra picassiana contiene. Y en efecto, eso es lo que le proporciona un matiz de especial.
Lo dicho, felicidades por esta magnífica entrada dedicada a Picasso. Un saludo.
Pues la verdad es que no conocía esta etapa de Picasso para nada, sin embargo sí que se deduce de este cuadro un sentimiento depresivo bastante interesante (posiciones de los personajes, colores, situación).
Te felicito por la entrada,pues con demasiada frecuencia Picasso se ha estudiado de forma sesgada, dejando al margen estas otras obras suyas en las que se descubre su genialidad. Su obra se ha encasillado excesivamente en unos parámetros que en realidad superan con mucho al Cubismo,
Saludos
Alejandro, no sabía esa anécdota sobre el título de este cuadro, muchas gracias por compartirla con nosotros.
Gracias a los tres pos vuestros comentarios.
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